La crisis global
Publicado por Movimiento Apostólico Seglar el 10 de diciembre de 2008 +información-->
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“Hay de ustedes que meditan la injusticia, que toda la noche traman el mal, y al amanecer lo ejecutan cuando está a su alcance” (Mi 2, 1)

Hechos

Hoy día, casi todos los Estados tienen sus economías interconectadas e interdependientes respecto a la economía de Estados Unidos. En Europa, América y África, los pueblos padecen bonanzas o déficit, según como le baya al Imperio.

Llevamos ya varios años que en las materias inmobiliaria, energética, alimentaria, pero sobre todo financiera, ha ido creciendo una crisis galopante, hasta que estalló con virulencia la gran crisis financiera, que arrastra a todas la demás en particular y a la economía mundial en general.

Causas La crisis de Wall Street y de las bolsa en Estados Unidos, así como en otros muchos países, esta provocada por las prácticas abusivas con hipotecas basura (subprime), que son muy difícil de cobrar, y que para ganar más las venden, solas o unidas a otros valores financieros. Ello ha causado miles de desahucios en Estados Unidos, principalmente de las familias más modestas. A esto hay que añadir las ventas abusivas a corto plazo, manipulaciones financieras, invención de medios obscuros, titulación de activos no muy claros, contratos de cobertura de riesgo, etc.

Entre las operaciones bancarias estaban, las comerciales u ordinarias que han causado menos males económicos; y las operaciones de inversión o de riesgo que son las que, principalmente, por la obtención de grandes beneficios a corto plazo han llevado la economía al desastre.

El exceso de financiación facilitó el alza de los precios. Según Ignacio Ramonet, “la globalización condujo la economía mundial a tomar la forma de una economía del papel, virtual, inmaterial”. El sector productivo (riqueza global) con un montante de 42.000 billones de dólares, representa seis veces menos que el sector financiero que ascendió a 252.000 billones de dólares.

Efectos

Las cinco mayores empresas norteamericanas se han hundido: Lehman Brothers en quiebra total; Bear Stearns ha sido comprada por Morgan Chase con la ayuda de la Reserva Federal; Merril Lynch ha si adquirida por Bank of America; y las dos últimas Goldman Sachs y Morgan Stanley, una parte de ambas fue comprada por la japonesa Mitsubishi UPJ, y ambos han sido reconvertidos a simples bancos comerciales.

Según Ramonet, en Estados Unidos, toda la red financiera ha colapsado, cajas de ahorro, banca comercial, banca de inversiones y hasta los bancos centrales junto con los sistemas de regulación, compañías de seguros, agencias de calificación de riesgos y auditorías contables.

Toda la especulación, alza de precios exorbitante y abusos financieros se sabía, pero ni el gobierno de Bush ni ningún otro gobierno ha hecho nada. Había que rendir culto al neoliberalismo puro y duro que ordena la no intervención del Estado. Se decía: el mercado resolverá, pero eso ha fallado.

Intervención

Se habla que con 30.000 millones de dólares se acabaría el hambre en el mundo. Pero la crisis de más de dos mil millones de seres humanos sumidos en la pobreza, nunca ha llamada la atención de los poderosos.

Sin embargo la crisis de los especuladores y ladrones que han llevado la economía al desastre por su enfermiza adhesión y ambición de riquezas, ha provocado que el gobierno Bush (y los otros gobiernos de países desarrollados), escandalizado por los desastres de sus amigos de las finanzas y de las multinacionales, haya ordenado intervenir, nada menos que con 700.000 millones de dólares.

Bush, el amante de la no intervención del Estado, ha acabado haciendo un socialismo para ricos (salvando a los grandes ladrones) y un capitalismo para pobres (hundiendo más a la gente honrada), pues ayuda a bancos y multinacionales con el dinero de pueblo, pero los pobres siguen con su privados salarios de miseria, trabajos precarios y desempleos masivos. Eso mismo están haciendo los gobiernos europeos y otros Estados del planeta. Resultado: fin del neoliberalismo y comienzo del keynesianismo.

Pedro Serrano


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