Capitalismo y Democracia
Publicado por Movimiento Apostólico Seglar el 10 de febrero de 2011 +información-->
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Capitalismo y Democracia

La Democracia

El sistema democrático, en la actualidad, ampara la igualdad ante la ley, la libertad humana en todos sus aspectos legales y la participación ciudadana en las decisiones del Estado –al menos en los asuntos fundamentales de la nación–; también protege los derechos humanos generales y específicos para todos y todas. El acceso al poder, no es ni por herencia dinástica ni por golpe de fuerza armada como en las monarquías y en las dictaduras, sino por elecciones libres e igualitarias de los ciudadanos y las ciudadanas cada cierto periodo de tiempo. Los partidos políticos con sus diferentes ideologías (derecha, centro o izquierda), son el cauce natural para que uno de los respectivos candidatos presidenciales, obtenidos los votos mayoritarios, tenga acceso a la formación del gobierno de la nación que lo ejercerá durante la etapa establecida. La democracia se rige por la Constitución, funcionando mediante la separación y el equilibrio de los poderes ejecutivo (gobierno), legislativo (congreso, parlamento y/o senado) y judicial (tribunales de justicia).

La democracia no es perfecta, pero para algunos politólogos es el “menos malo de los sistemas”.

Sistemas contradictorios

Actualmente, en Occidente, la mayoría de los pueblos se rigen por democracias capitalistas; ahí está el problema, pues no se puede echar “vino nuevo (democrático) en odres viejos (capitalistas)”. Si la democracia es un sistema político, el capitalismo es un sistema económico. Entre ellos, hay contradicciones sustanciales y diferencias irreconciliables. La democracia se basa en el respeto a las mayorías (el pueblo trabajador), pero el capitalismo funciona con la imposición de la minoría (la gerencia empresarial); la democracia es comunitaria y horizontal, el capitalismo es dictatorial y vertical; la democracia busca el bien común de todos los sectores sociales, mientras que el capitalismo busca el beneficio para los ricos.

La democracia tiene como finalidad el mayor servicio integral al ser humano, pero el capitalismo se guía por el afán de la acumulación de capital. El poder, en la democracia es elegido por los ciudadanos y desde abajo, mientras que en el capitalismo es elegido por los poseedores del capital y desde arriba. El sistema democrático es solidario y comunitario, el sistema capitalista es egoísta e individualista. En la democracia, la riqueza material ha de estar al servicio del ciudadano libre y soberano; pero desgraciadamente en el capitalismo, el trabajador es considerado como una pieza más de producción sometido a la ganancia empresarial. El ser humano es superior al capital en la democracia; mientras que el trabajador es inferior al dinero en el capitalismo.

En las sociedades modernas el poder político democrático está sometido al poder económico capitalista. El sistema democrático, como tal, está bloqueado por el sistema capitalista para cumplir su finalidad de hacer posible la igualdad, la libertad, la solidaridad y la paz para todos y todas. Mientras que, por ese predominio de los antivalores gananciales de los capitalistas sobre los valores solidarios de los demócratas, impera en nuestra civilización occidental una democracia de baja calidad y un capitalismo de alta opresión.

En los países occidentales, dado que los gobiernos políticos dependen de los gerentes empresariales, la democracia es formal, de fachada, de escasa intensidad. En las democracias capitalistas predomina la explotación del hombre por el hombre, minusvalorando la ayuda solidaria del hombre con el hombre. En las democracias capitalistas se vive en un fariseísmo, en un hipócrita disimulo: se habla de derechos humanos de las mayorías y se protegen los privilegios de los poderosos; se aprueban ayudas del Primero al Tercer mundo, mientras que saquean los recursos naturales de éstos últimos.

En las democracias capitalistas, partidos, sindicatos, instituciones oficiales y los tres poderes del Estado, están sometidos a las determinaciones de la gran empresa, las multinacionales y las instituciones económicas y financieras internacionales.

Hagamos todo nuevo

Frente a la democracia burguesa excluyente, muchos están trabajando por una democracia popular participativa. Por todas partes, tanto a nivel local y nacional como internacional y mundial, se levantan personas, grupos, movimientos y organizaciones que están trabajando por la constitución de un sistema democrático, no formal sino integral, en lo político; así como la construcción de un sistema comunitario, no explotador sino solidario, en lo económico. Ambos sistemas serían compatibles; en los dos, el ser humano tendría primacía sobre los bienes materiales, la ciudadanía sobre las instituciones, las mayorías sobre las minorías, los empobrecidos por la injusticia sobre los enriquecidos por la explotación, los derechos humanos sobre los privilegios antihumanos. Ambos sistemas se regirán por la equidad igualitaria, aunque respetando la diversidad, entre clases sociales, razas y culturas, varones y mujeres, pueblos y naciones.

En Honduras impera una democracia capitalista, formal, fallida, inconstitucional, oligárquica, dependiente, corrupta, explotadora, opresora, represora y delincuencial. Con la Resistencia, levantemos todos, una democracia popular y una economía solidaria.

Enero 2011

Pedro Serrano García


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