D I O S , es n u e s t r o P a d r e a m a d o
Publicado por Movimiento Apostólico Seglar el 20 de agosto de 2018 +información-->
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EL DESCUBRIMIENTO DE DIOS

Desde que el ser humano emergió sobre la tierra en algún lugar del continente africano hará unos doscientos cincuenta mil años, entre otras cualidades y genialidades del homo sapiens fue la de ir intuyendo que, tras la belleza y diversidad de la naturaleza, estaban seres invisibles (animismo). El mismo ser humano primitivo se encontraba como niño indefenso ante ese gran Misterio que en la evolución humana se ha llegado a concebirle, entre otras denominaciones, con el nombre de DIOS, al cual imploramos su providencia.

A lo largo de la historia y en las distintas zonas de la Tierra han ido apareciendo diferentes culturas con sus concepciones religiosas correspondientes. Desde sus respectivas especificidades, las más desarrolladas creencias sobrenaturales en la actualidad han llegado a la conclusión, de forma autónoma, de la existencia de un GRAN SER que permanece en el misterio y del que depende todo: objetos inanimados como estrellas, mares y montañas; así como seres vivos: plantas, peces, aves y animales, incluido el hombre. Entre estas grandes denominaciones religiosas -tales como budismo, hinduismo, islamismo-, hay que señalar al cristianismo procedente de la religión judía a partir del siglo I, cuyo inspirador inicial fue un humilde trabajador procedente de la insignificante aldea israelita de Nazaret, dedicado a labores artesanales y conocido por sus compatriotas con el nombre de JESÚS.

Hoy día se puede decir que, entre otras, existen tres grandes corrientes humanas: creyentes, ateos y agnósticos. En las culturas más desarrolladas científica y tecnológicamente (como las de Europa), avanza progresivamente la concepción secular y materialista de la vida: DIOS no es necesario. Entre los creyentes cristianos y de otras religiones, va progresando la idea de que el DIOS único y universal se manifiesta en todas las culturas y religiones, incluso hasta en las concepciones seculares, aunque cada una de las creencias le den un nombre diferente: Alá los musulmanes, Yahvé los judíos, Padre los cristianos…

CREENCIA Y PROGRESO

Para ciertos científicos increyentes, puede que el mundo haya surgido por azar. Pero para los cristianos, la fe en DIOS es una gracia, una revelación de la propia divinidad (invisible e incomprobable), mientras que las religiones son construcciones humanas basadas en la idea de DIOS que cada una haya desarrollado en su andar histórico. Por tanto, las religiones están sujetas a las imperfecciones y limitaciones humanas, incluida la cristiana.

Actualmente va generalizándose la increencia, al menos en Europa. Ello es debido a varias circunstancias: las atrocidades cometidas por políticos y religiosos basados en el nombre de DIOS; el progreso de las ciencias donde algunos de sus conceptos desmienten postulados religiosos que se tenían por ciertos (como la creación en seis días, los milagros, etc.); la capacidad analítica y crítica con las religiones debido al progreso cultural de los pueblos; el descubrimiento del humanismo, la dignidad de la persona y los derechos humanos, así como la libertad y la democracia al margen y/o con oposición de las religiones; también la manipulación de las Sagradas Escrituras por parte de determinadas jerarquías religiosas aliadas a las clases ricas y poderosas explotadoras de las clases humildes. Muchos ciudadanos y ciudadanas comienzan a considerar que la religión es cosa del pasado, un atraso, incluso una alienación como afirmó Marx. Están tan emocionados con los adelantos de la ciencia y del progreso, que no les preocupa la idea de DIOS; al fin y al cabo, ya no le necesitan ni para curar una enfermedad.

Pero el cristianismo progresista y crítico, no está siguiendo la andadura de la negación de DIOS, ni tampoco la aceptación de una religiosidad que privilegia a las clases dominantes; sino que está descubriendo otra manera de ser creyente: la liberación de los oprimidos que propuso JESÚS de Nazaret, según los “signos de los tiempos” de que nos habla el Concilio Vaticano II.

El cristianismo que asume críticamente la Teología de la Liberación estima básico la idea del evangelista Juan: sin amar al prójimo es falso el amor que manifestamos a Dios. Adorar a DIOS, pues, exige el compromiso por la paz y la justicia, la igualdad, la libertad y la fraternidad de las personas y los pueblos, desde una opción preferencial por los empobrecidos. Frente a la idolatría del dinero de las clases poderosas, afirmamos la adoración del DIOS de los empobrecidos.

PERO, ¿QUIÉN ERES, DIOS MÍO?

En las relaciones con DIOS, una barrera infranqueable nos impide comprender a DIOS con nuestros sentidos y nuestros conocimientos. DIOS permanece silencioso tras el muro del misterio. Con nuestras cualidades, inteligencia y experiencia, ningún ser humano puede demostrar la existencia o inexistencia de DIOS. “Nadie puede ver a DIOS sin morir”, dice la Biblia. Todas las visiones y conversaciones de las figuras bíblicas con DIOS son simbólicas (incluidas las apariciones y palabras de Cristo y de María a los santos); valederas para comprender que la única manera de relacionarnos con DIOS es en la fe. Pero la fe en Jesucristo nos revela que cuando resucitemos veremos a DIOS cara a cara. En esa maravillosa esperanza vivimos en la Tierra, alegres en medio de las dificultades, las opresiones y los conflictos.

En esta vida temporal, DIOS no se manifiesta poderoso, sino débil, marginal. En CRISTO, fue ejecutado como malhechor por los ambiciosos de poder y de riqueza, precisamente por pasar por la vida practicando la misericordia. Ahora bien, del fracaso estruendoso de la cruz, surge la victoria impresionante de la resurrección sobre las fuerzas del mal. Hagamos un mundo fraternal en la historia a semejanza de la hermandad existente en la eternidad.

DIOS, PARA NOSOTROS A lo largo de la historia, a DIOS se le ha concebido como emperador caprichoso que había que tenerle contento para evitar que nos mandase perjuicios. También se le ha visto como juez frío que castiga a los desobediente y premia a los dóciles a su voluntad. No ha faltado verle como general de los ejércitos de su pueblo capaz de derrotar a los enemigos y someter a las naciones a su dominio colonizador. De ahí surgió la impopular alianza entre Trono y Altar.

Aunque en el Nuevo testamento, se deducen varias imágenes de DIOS, hoy día y después del Concilio Vaticano II se le puede dar algunos atributos:

DIOS es existencia, creador del universo en expansión y todo cuanto existe.

DIOS es vida, animador de todo ser viviente en sus múltiples especies.

DIOS es sabiduría, que dota al ser humana del talento para entender la creación.

Pero, sobre todo,

DIOS es amor, que nos entrega su vida en CRISTO.

DIOS es Padre/Madre, acogiéndonos cariñosamente como sus hijas e hijos.

DIOS es liberador de los empobrecidos, para construir la fraternidad universal.

DIOS es salvación, que nos da la vida eterna a justos y pecadores. Si, DIOS es humilde, acogedor, servicial, pacífico, perdonador, cariñoso, protector. DIOS es más íntimo que nuestra propia intimidad. San Agustín afirma: “nos hiciste, SEÑOR, para ti, y está inquieto nuestro corazón hasta que descansemos en ti.” Aunque nos olvidemos de él, DIOS nunca dejará de amarnos, alimentarnos y salvarnos. “DIOS hace salir el Sol sobre buenos y malos. “Amemos a DIOS, porque él nos amó primero.” Amemos a DIOS en los marginados; amemos a Dios en los conocidos; amemos a Dios, incluso, en los enemigos.

PEDRO SERRANO GARCIA

20/08/2018


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